Hay que aprender a desenamorarse, de las ideas, de las cosas, del vecino, de la minita del kiosco, de los padres, de los adoquines de la vereda, del infierno, de Dios, del mambo, de los laberintos, de los sueños, de la ilusión, de la moral, la moraleja y la moralina, de lo fácil, de lo difícil, desenamorarse de enamorarse, como suicidarse quedando vivo una y otra vez...
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